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5.6.07

Deber de blogger

Saltando de blog en blog di con este sitio llamado Contra las cuerdas; del cual recomiendo la lectura de sus posteos. De allí reproduzco aquí un texto que me hizo reir en el comienzo y reflexionar hacia en el final… Y me dieron ganas de compartirlo. Hasta la próxima.

Hace dos (tres) años, cuando empecé a escribir en un blog, no tenía la más mínima idea de lo que estaba haciendo. Otra persona me dijo: “Deberías tener un blog”. Bueno, está bien –pensé- total a los dos días lo puedo cerrar con un clic y listo. Esto no es el bardo interminable de armar una revista en papel, de renegar con gente que va a llegar tarde a las reuniones de producción solamente para tomar mate, de pasar horas frente a una pantalla con un diseñador gráfico que nunca te va a mostrar el diseño que uno quiere, de esperar por presupuestos de imprenta que por una razón u otra siempre se terminan inflando y, lo peor de estos casos, finalmente editar la revista con todo el entusiasmo para que a los tres meses la mitad del staff de vaya a vivir a Barcelona o algo así. No, un blog es una experiencia diferente para un periodista… o por lo menos debería serlo.
En principio la tentación es poder escribir en un blog todo lo que está negado, proscripto, censurado o autocensurado en los medios masivos. Pero con el pasar de los meses eso empieza a tener gusto a poco. Claro que el blog es la mayoría de las veces “el último refugio” para un periodista, pero es mucho más interesante cuando se vuelve un lugar de cambio, de expansión, de escribir textos que uno jamás se imaginó que escribiría (en ningún lado) o de comunicación con periodistas y escribientes de otras galaxias a los que nunca se hubiera arribado de otra manera. Ni siquiera debería ser un lugar “alternativo”. Debería convertirse en un espacio de ruptura, de afirmación en el ensayo. A veces, muy ocasionalmente, pasa. Pueden ser seis posteos, dos, uno. No importa. A veces pasa.
Cuando se dan estos fogonazos, los blogs reciclan el más puro concepto del Nuevo Periodismo norteamericano de los 50 y 60, alguna vez revolucionario pero sin dogmas, y que hoy se hunde en el papel como un barco desvencijado, al lado de un millón de gacetillas, fórmulas de redacción y más publicidades. A veces, como aquel viejo Nuevo Periodismo, los blogs son el mejor síntoma –el único, casi- de la crisis que hace tiempo carcome a los formatos periodísticos tradicionales: desde la noticia y la crónica hasta la entrevista y la opinión, pasando por la investigación y lo que en algún tiempo se llamó “reportaje” (crónica novelada, entrevista narrada). Los blogs son imprescindibles y básicos para el trillado deseo de “libertad de expresión”, pero se vuelven mucho más interesantes cuando desempolvan el reprimido deseo de la “libertad de estilo”.
Lástima que los blogs (y sus bloggers) suelen estar viciados de muchos de los códigos de los medios masivos (tiempos de cierre autoimpuestos, persecución de cúantos comentarios dejan los supuestos lectores o cantidad de visitas). Eso es inevitable. Pero si estas “prácticas” se convierten en obsesivas, el blogger está literalmente perdido. ¿Para qué generar un espacio nuevo y aparentemente propio (nadie “tiene” un blog, de hecho. Los blogs pertenecen a blogger.com o cualquier empresa de ese tipo) si vamos a arrastrar las viejas cargas de los otros? La respuesta a esa pregunta es uno de los mayores desafíos para los bloggers en el futuro.

Posteado originalmente por Hunter en http://contralascuerdas.blogspot.com/

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